Lunes, 03 de diciembre de 2007, 11:48:41 p.m
Me sorprendo sonriente en medio de una trágica circunstancia.
Aclaración pertinente: no sonrío por crueldad, no sonrío por sus palabras, sonrío porque el mundo no gira alrededor de esa circunstancia. Ya de por si me cuesta lidiar con mis cosas, si demás tuviese que lidiar con las otras…moriría del cansancio –incluso- antes de enterarme. Aclarado lo pertinente, continúo con lo impertinente.
Te decía que me sorprendo sonriente en medio de la tragedia, no por ellos sino porque algo en el aire me saca una sonrisa, por ahí es una pelusa que juguetea o una esperanza que al huir despavorida de la habitación se tropieza con el zócalo de la puerta. No sé, me parece que lo de la esperanza es más probable porque cuando me dormí pensé que no había ni la más mínima probabilidad de que mi mundo cambie.
Me encuentro perdiendo en plena hecatombe, en pleno terremoto, en plena batalla. Me sumerjo en los pasillos oscuros y tenebrosos de un laberinto interior, busco y recontra busco un centro desde el cual creo poder encontrar una salida, hago un par de metros, giro a la derecha, giro a la izquierda, de nuevo a la izquierda y siento el llamado del centro al otro lado de uno de los muros.
Busco con desesperación el recodo que me lleva hacia mi objetivo final, pero cada vez que llego, una y otra vez de la misma manera…me pierdo y termino en la entrada. Comienzo de nuevo, una y otra vez, cada vez más sumida en un Apocalipsis de ansiedades e irracionalidades químicas y psicológicas, un derrumbe de estructuras cognitivas débiles y recientes, construidas en papel y voligoma luego del último Apocalipsis anímico.
Imaginé un mundo perfecto, donde la tragedia era un sueño, una pesadilla, de la que es fácil despertar, basta un pellizco, un susurro, un estruendo o un roce patológicamente tímido, para que la pesadilla se desvanezca, se arruine en mil deformemente uniformes trozos que son solo fracciones de un mundo creado por mi inconsciente por culpa del aburrimiento. Si. En mi mundo perfecto estoy yo, dormida, y alguien me despierta. Lamento no saber quien es, lamento que el mundo NO perfecto me los oculte, lamento que quien sea o quiera ser, no tenga un cartelito que lo identifique como se debe. ¿Siempre todo tiene que ser tan complicado? Lástima.
El mundo real es una digna creación de Tim Burton, es el bosque helado de “El cadáver de la Novia”, árboles negros, pelados y raquíticos, una figurita delgada que camina nerviosa, insegura y en pleno pánico. De repente un pasaje a otro mundo, lleno de colores, una novia de pelo azul, una mascota de huesitos y música que busca, entrar en los oídos raídos por el tiempo y la vida, y ayudarte a morir…literalmente.
Si. Mi mundo perfecto es eso. Es lo que es la muerte para Tim Burton, un fétido mundo de colores, risas y música. Mi mundo real es un cementerio o un laberinto de árboles negros raquíticos y pelados, algún lobo aúlla de vez en cuando y ese escalofrío que me recorre de punta a punta, me recuerda que todavía, todavía y lo pienso con un poco de resignación de suicida cobarde que todavía ama la vida, todavía tengo pulso. Todavía no veo a la novia de pelo azul ni al perrito costillar. Apenas si soy la delgada figura que cruza el bosque.
Todavía tenemos tiempo.
Mi mundo perfecto me tiene ahí parada, segura, tranquila, la imperfección con forma de planeta me tiene acurrucada en un rincón, temerosa y dormida.
Tarareo despacio. La letra fluye, dibuja ciencia ficción en el aire, me llena la boca, me inunda de mariposas azules, me deja correr, ir saltando de verso en verso, buscando las letras para escribir. Cada acorde, un disparador distinto. Cierro los ojos, durante un parpadeo nada existe o todo existe pero no lo veo. Al parecer la música me tiende una mano, un segundo. Me da más tiempo, solo más tiempo.
[El Número Imperfecto]
En un mismo tiempo pasa un viento hambriento,
seca el sol las hojas, el reloj en tiempo de descuento,
las cruces reciben miles de rezos
y alguno que escucha lo que estoy diciendo.
Todo sucede a la misma vez en distinto tiempo,
para algunos veloz para otros muy lento.
Algunos tratando de estar bien despiertos
y otros, a partir de hoy, durmiendo en nuestros recuerdos
Suelo dormir y a veces despierto.
Sueños que cansan por ser tan intensos,
repito mil veces los mismos hechos.
Suelo dormir…
En un mismo tiempo, lo que ayer eterno
entra en otras ropas, lo casual desdobla lo tan cierto,
las curvas que cruzan los planos tan rectos
y alguien busca sin temor el número imperfecto.
Todo que viene a la misma vez, sobre el mismo lienzo.
Es veloz la euforia, tanto a veces que ni el recuerdo...
Entrar en la nada pintando un desierto,
buscando las palabras que hoy
relaten lo que estoy viendo
Suelo dormir…
Suelo dormir…
Voy y vengo, en veinticuatro horas mi mente cambia, vuelve al principio o se queda largos ratos en algún lugar, después viene y se vuelve a ir. Leo y releo mil veces esta declaración, borro, tacho, critico. Me aburro. Cierro los ojos. Cuando critico lo que yo hago…ni yo misma me soporto. Miro para arriba, el techo; abajo, el piso; a la izquierda una pared; adelante, pared y puerta. No te digo que hay a la derecha y atrás…exacto: ¡PARED!
A veces, cuando te veo pasa algo raro. A veces, el laberinto deja de ser oscuro, a veces el sol ilumina el bosque y aniquila el frío que me llega a lo huesos. Sin querer, a veces, iluminás algunos de los recodos del laberinto, me dibujás una sonrisa que me hace creer que estoy en el mundo perfecto cuando en realidad estoy en el imperfecto. Me dan ganas de comerte la boca sin reparos, con la simple y única razón de que en realidad es lo único que quiero. Enfurezco por saber que no podría hacer eso, no podría pedirte que estemos tan cerca como para que, las bocas, jugaran a encontrarse y lucharan en un vaivén de hormonas; o mi lengua descubriera el matiz de cada sabor oculto en tu saliva: café, tabaco, menta; o mi nariz percibiera el olor que desprende tu piel en ese momento. Mi boca que te muerde, la tuya que busca algún recodo en mi cuello. Tu boca que me murmura al oído algo que no busco comprender. (Pero) Después desapareces, te vas, aparece alguien o yo me despierto…y el laberinto es el de siempre. Quisiera que fuese más fácil, o al menos quisiera que fuera tan complicado como ahora pero poder ser más valiente. Poder correr por esos pasillos en remera abajo de la nieve y encontrar el centro una y otra vez, recordar el placer de confiar en mí, sentir una brisa y reírme sin razón alguna porque un lobo aulló, que el escalofrío sea porque él decide acercarse más de la cuenta.
Las mariposas forman dibujos en el aire, garabatean figuras azules sobre mi cabeza. Las veo revolotear cerca mientras camino por la calle, transmutada en bosque y laberinto. Avanzo por el asfalto caliente en pleno día soleado, simulo no verlas surgir de la música dándome tiempo, las guardo para mí. Y cuando nadie me ve las persigo como los niños que en los cuentos cazan mariposas con sus redes, y sin darme cuenta avanzo en un laberinto sin muros, hasta chocar con vos, que te reís. Entonces las mariposas entran a mis bolsillos y ahí se recogen, dejándonos solos, hasta que vos te vas y yo tengo que volver a enfrentar el mundo, sola, sin vos, solo conmigo y mis mariposas azules.
Y la tragedia del principio, se desvanece cuando la esperanza entra de nuevo al cuarto con las rodillas raspadas. La pelusa siguió su camino hace rato y el laberinto sigue ahí. Y la esperanza de que mi mundo cambie, varia según me animo o no, a cada minuto, a estamparte aquel deseado beso con gusto a menta.
***
Hoy?
Amo las risas de colores.
Amo las canciones que dibujan colores en el aire.
Amo saber que las historias no son estáticas y que puedo seguir escribiéndolas cuando guste.
Amo que ellas estén conmigo cuando mi vida es la definición de lo bizarro.
Amo el aleteo de las mariposas azules en la palma de la mano.
(:
y lo lindo que me deja este texto, es que mi gusto preferido de helado, es la menta granizada
ResponderEliminar(L)
Quizas las risas sobrevienen al nerviosismo estomacal, quizas esa sonrisa entredientes sea ello, o quizas la pelusa, quien podria asegurarlo exactamente?
ResponderEliminarSinceramente me dejaste con poco para decir, no porq no tenga nada q decir, sino porq lo dijiste tan perfecto q m senti sumamente identificada...
Dicen q cuando una mariposa aletea, se puede sentir al otro lado del mundo...
Algo asi me paso con este extenso, y GENIAL post.
Te sigo, sabelo (:
Un beso!